miércoles, 11 de noviembre de 2020

 HOMENAJE A ALY KHAN EN SUS CASI 90 AÑOS



No tendría por qué ser temerario afirmar que Aly Khan es a la narración hípica lo que Dios al mundo: lo creó todo. A partir de él, todos se inspiraron. Labró la infraestructura matriz de la narración y su impronta se quedó para siempre como la incomparable referencia para este oficio que él elevó a la categoría de arte. Es su obra maestra y la entrega como legado al país hípico y al país todo.

Con deslumbrante y admirable dicción que se ha usado de ejemplo en la historia de la locución venezolana y latinoamericana, Aly Khan copó todos los milímetros de la pista con una descripción tan detallada que cada carrera quedaba convertida en una obra literaria en el sentimiento de cada aficionando ligando un desenlace a su favor. El suspenso, la incertidumbre y la certeza eran conjugadas por su maestría en la narración. Latinoamérica lo tiene en un altar y a través de él la venezolanidad se ha elevado a la gloria del periodismo hípico.

Desde la manera de anunciar la partida comenzaba su particularidad, que se extendía hasta las cosas más imprevistas como las rodadas, para lo cual exclamaba:¡Allá rodóoooo! Esta última exclamación, como tantas del hipismo y de Aly Khan, trascendió a la jerga popular, donde se empleaba para designar una situación catastrófica.

Al producirse la partida, nuestro ídolo iniciaba una trepidante enumeración de las posiciones de cada ejemplar a la espera del primer parcial, el cual informaba al instante.

Inventó todos los verbos para los tramos y circunstancias específicas. Detrás de ese inigualable narrador se escondía el más brillante vaticinador que ha tenido deporte alguno en el mundo. En apariencia se limitaba a la mera descripción objetiva, pero con su inteligencia inhumana en realidad “pintaba” el devenir de la competencia en la forma en que la narraba. Y en los tramos finales, en el rayado, el fotofinish, el delirio estremecido de su voz metálica hacía que los venezolanos se enaltecieran como uno de los públicos hípicos más indestructibles del planeta. 

Como argumento irrefutable de lo anteriormente dicho, hagamos un brevísimo paseo por el arsenal que Aly Khan usó y que legó para la consolidación de un oficio.
¡¡¡Atención, segundos para que se ordene la partida!!!
Con semejante llamado se ganaba la cerrada atención de la Venezuela entera concentrada frente al televisor, con el alma en vilo ligando su combinación del 5 y 6.

¡Listos… y se ordena la partida! ¡La largada es bastante pareja!
Al decir esto también nos estaba diciendo que no había ninguna irregularidad en el rompe, que nuestros matungos no habían concedido nada en el arranque y, por tanto, comenzaban con chance.

¡Allá vienen a correr los primeros metros! Expectación en la salas de los hogares.

¡Con su velocidad característica Menganito sale a tomar la punta…!Descripción pura, pero también la mejor información de que las cosas comenzaban conforme lo previsto.

Aly Khan construyó un mundo infinito apenas para el inicio de una carrera.

Desde luego, todas las palabras y frases que creó se convirtieron en una impronta nacional. Así, por ejemplo, cuando detonaba su garganta para narrar ¡Don Florestán solo! al mismo tiempo estaba suministrando el pronóstico de que el ejemplar no sería alcanzado, es decir, que ganaría irremediablemente.

O cuando era determinante al extremo: ¡No hay nada que hacer, Don Florestán para todo el mundo! Alborozo total.

Le imprimía visos épicos cuando además de ganar el ejemplar con su jockey lo hacían de ¡punta a punta! Le imprimía ribetes extras de emocionalidad a ese hecho.

¡Se estrechan las posiciones! era un rezo a la esperanza, invitación a creer que nuestra apuesta venía enredada en la carrera.

Había también cierta condescendencia con los caballos que mordían el polvo para sorpresa de todos y lo anunciaba potentísimamente con un sonoro ¡Uuuuuultimo Menganito!

Ya cuando la carrera comenzaba a cobrar desenlace, nuestro ídolo a su vez empezaba a templar el timbre de su voz y anunciaba: ¡Blondy y Auroreño caen fuerte!

Las emociones se disparaban a escala inenarrable cuando en su narración anticipaba: ¡Desde el fondo mejora mucho Guadamil! ¡Púyalo, negro!

También sabía liquidar expectativas mucho antes de la raya: ¡Torrejón crecido, Auroreño no podrá alcanzarlo!

En las circunstancias más inciertas y dramáticas también lo copó todo: ¡Jib Dancer desplaza y se viene a dominar! Buena perspectiva.

Esta es mejor: ¡Desde el fondo Encaletao viene a buscar la carrera!

En el Clásico Presidente de la República de 1983 Aly Khan regaló una narración que ya forma parte de los anales y que debe ser analizada no sólo por las venideras generaciones de locutores hípicos sino por la locución nacional: ¡Domina Ristre, vuelve Tajoreal, ganó Trynicarol! Resumida por Oscar Armao la que de lejos es la mejor carrera de la historia del hipismo nacional (en sí misma).

Ni qué decir de aquella ¡Pasando Senador, ganó Paunero! Un hito nacional.

De los clásicos en aliento estableció una denominación que ningún falso profeta se ha atrevido a pretender esquivar: ¡Pasan por primera vez frente a las tribunas y el público recibe a los ejemplares con tremenda ovación! Este himno se repite exactamente igual (¡ay de aquel narrador que lo profane!).

Ese Presidente de la República del año 83 resume una mínima parte de la gloria de Aly Khan (que es inagotable).

Otros ejemplos fonéticos:
¡Tajoreal tercia en la lucha!

¡Pero Tajoreal se le coloca al costado!

Ningún narrador hípico ha podido quitarse este peso den encima: ¡Tren suicida! De este modo Aly Khan, sin ser un aparente pronosticador, eliminaba caballos en los 400 metros, máximo en los 800.

A la siguiente frase la han disfrazado cualquier cantidad de narradores de cientos de maneras, pero en cada caso los aficionados siguen evocando la original, lo mismo que ésta: ¡Pero tendrá que contener el avance de Tan Bonita!

Cuando era necesario, se tornaba lapidario, para lo cual empleaba un léxico igualmente mil veces imitado y nunca igualado: ¡Indudable se queda bastante lejos!

Tenía para llevar el termómetro a la mitad. Veamos:
¡My Body Girl viene a comprometerlo!

¡Allá viene Alecrim avanzando!

¡Alecrim a la carga por fuera!

¡La yegua Tirolesa descuenta ventaja por fuera!

¡Va Sombrío por la parte central a dominar claramente!

¡Allá viene Negresco con Parra rebasando por fuera!

¡Se le viene encima!

¡Cabeza a cabeza!

¡Insiste en la pelea!

Entre las más bellas y sublimes metáforas del hipismo reina una de Aly Khan que en sí misma es un cuento breve del realismo mágico, que por tanto acompañará a la eternidad: ¡Menganito viene volando! O una más aniquiladora: ¡Mantle vuela!Que se sepa, no hay cuentos breves del realismo mágico. ¡Otra para Aly Khan!

¿Usted ha sabido de un narrador hípico que con absoluta autoridad diga en plena raya que hubo empate? ¿Verdad que no? Pues eso no es realismo mágico, es real maravilloso.