lunes, 4 de junio de 2012

El hipismo en que vivimos


El hipismo en que vivimos


Léster Rivas decía el sábado que Vigues pasaba a ganar y en realidad el ejemplar que desplazaba llegando era Flawless. Las semanas anteriores le pasó lo mismo a Héctor Alonzo, quien además –dicho con todo respecto- se vuelve un despelote en la descripción al punto tal de que uno no se fía ya de lo que viene diciendo y busca los colores del ejemplar para asegurarse.

Andor Tarkany ha ido convirtiéndose en un desastre al comienzo de las carreras y, en conclusión, quienes solemos observar las carreras por los monitores quedamos desamparados. Creemos que estamos ante una crisis generacional de narradores hípicos. Estamos en presencia de un ciclo que a fuerza de errores debe cerrarse para darle paso a uno nuevo.

En general el periodismo hípico debe revisarse. La crisis se extiende hasta allá, incluso hasta los pronosticadores de las líneas 900. Por extensión, entonces, todo el hipismo parece estar en una crisis sin precedentes. Y todos criticamos a todos sin mirarnos en el espejo.

Vayamos al periodismo hípico que se está haciendo. Tal será su opacidad, que nosotros nos deleitamos más con las crónicas y reseñas de Oscar Armao Mendoza. Una guará.

Líder y Meridiano, digamos que los diarios nacionales que dedican páginas cotidianas a este deporte (las de los periódicos regionales son para ponerse a llorar) tienen redactores capaces (más Líder) pero también tienen deficiencias que ojalá se corrijan.

Vamos a citar casos sin pretender ofender a nadie. En Líder el estimado Antonio José Medina es una verdadera estrella detectando noticias y, sobre todo, temas para reportajes y entrevistas. Pero luego de hacer lo más difícil, convierte lo simple en una pesadilla: desaprovecha como nadie sus propios hallazgos. Por ejemplo: esta semana, a propósito del clásico en homenaje a Sweet Candy, se acordó de su jinete habitual (Jesús Márquez) y fue en su búsqueda y lo entrevistó. Sólo que le sacó apenas dos cosas de las miles que Márquez tiene por ofrecer. Esta es una recurrencia en Medina, quien (honor al que lo merece) es el único que en Líder se atreve a ir más allá de los patrones. Lo demás (con todo nuestro afecto y cariño) son unos simples “reseñadores”. Medina trasciende lo cotidiano. Debería apoyarse más en la fanaticada una vez que cite a sus entrevistados. Consultar con sus seguidores del Twitter preguntas a realizar. Eso, por demás, es una tendencia.

En Meridiano la cosa es más lesiva. Sinceramente Giardinella no está preparado para dirigir las páginas hípicas. Está, para usar una expresión familiar, subido de lote. Necesita urgente pero urgente un corrector de estilo. No es posible que sus textos se publiquen con una sintaxis tan lamentable y una ortografía deficiente. Darwin Dumont ni siquiera alcanza para un breve comentario.

En cuanto a los pronosticadores (por cierto, los mismos periodistas encargados de las páginas de los diarios tienen sus 900 y allí hay un conflicto ético muy serio), casi ninguno es capaz de ofrecer un solo dato por carrera, demostración de la poca confianza que tienen en sus análisis.

Mucho menos son capaces de reconocer cuando fallan. Del mismo modo en que montan una irrespetuosa algarabía cuando aciertan, deberían ser honestos y decir: caramba, en esta dimos a tal caballo y llegó tragando polvo. La publicidad engañosa es un delito. A veces incluso llegan al delirio de inventar que dieron a tal caballo.

En rigor, toda la extensiva crisis del hipismo es un verdad una crisis ética. Hay jinetes que se tiran de caballos pero hay preparados que les dicen a los jockeys que no corra para ganar. Y así va la cadena de conflictos.

En eso los fanáticos y apostadores hemos sido impasibles hasta lo inentendible. Deberían surgir pequeños grupos que, por ejemplo, manden una carta a las autoridades de La Rinconada pidiendo que los pronosticadores sean certificados por el INH. ¡Hay cada pirata engañando gente! Si existiera un ranking, los apostadores supieran a qué atenerse cuando deciden gasta su plata en asesoría.

Por cierto, ¿no deberían colaborar las líneas 900 con el fondo social que reclaman los jinetes, aunque sea con una suma simbólica? Habría sido un detallazo si ocurría de modo espontáneo.

En fin, saludos a los amiguetes del Twitter que nos sigue por @LosCompinches

¡Nos vemos en carrera!