El
hipismo en que vivimos
Léster Rivas decía el
sábado que Vigues pasaba a ganar y en realidad el ejemplar que desplazaba
llegando era Flawless. Las semanas anteriores le pasó lo mismo a Héctor Alonzo,
quien además –dicho con todo respecto- se vuelve un despelote en la descripción
al punto tal de que uno no se fía ya de lo que viene diciendo y busca los
colores del ejemplar para asegurarse.
Andor Tarkany ha ido
convirtiéndose en un desastre al comienzo de las carreras y, en conclusión,
quienes solemos observar las carreras por los monitores quedamos desamparados.
Creemos que estamos ante una crisis generacional de narradores hípicos. Estamos
en presencia de un ciclo que a fuerza de errores debe cerrarse para darle paso
a uno nuevo.
En general el
periodismo hípico debe revisarse. La crisis se extiende hasta allá, incluso
hasta los pronosticadores de las líneas 900. Por extensión, entonces, todo el
hipismo parece estar en una crisis sin precedentes. Y todos criticamos a todos
sin mirarnos en el espejo.
Vayamos al periodismo
hípico que se está haciendo. Tal será su opacidad, que nosotros nos deleitamos
más con las crónicas y reseñas de Oscar Armao Mendoza. Una guará.
Líder y Meridiano,
digamos que los diarios nacionales que dedican páginas cotidianas a este
deporte (las de los periódicos regionales son para ponerse a llorar) tienen redactores
capaces (más Líder) pero también tienen deficiencias que ojalá se corrijan.
Vamos a citar casos sin
pretender ofender a nadie. En Líder el estimado Antonio José Medina es una
verdadera estrella detectando noticias y, sobre todo, temas para reportajes y
entrevistas. Pero luego de hacer lo más difícil, convierte lo simple en una
pesadilla: desaprovecha como nadie sus propios hallazgos. Por ejemplo: esta
semana, a propósito del clásico en homenaje a Sweet Candy, se acordó de su
jinete habitual (Jesús Márquez) y fue en su búsqueda y lo entrevistó. Sólo que
le sacó apenas dos cosas de las miles que Márquez tiene por ofrecer. Esta es
una recurrencia en Medina, quien (honor al que lo merece) es el único que en
Líder se atreve a ir más allá de los patrones. Lo demás (con todo nuestro
afecto y cariño) son unos simples “reseñadores”. Medina trasciende lo
cotidiano. Debería apoyarse más en la fanaticada una vez que cite a sus
entrevistados. Consultar con sus seguidores del Twitter preguntas a realizar.
Eso, por demás, es una tendencia.
En Meridiano la cosa es
más lesiva. Sinceramente Giardinella no está preparado para dirigir las páginas
hípicas. Está, para usar una expresión familiar, subido de lote. Necesita
urgente pero urgente un corrector de estilo. No es posible que sus textos se
publiquen con una sintaxis tan lamentable y una ortografía deficiente. Darwin
Dumont ni siquiera alcanza para un breve comentario.
En cuanto a los pronosticadores
(por cierto, los mismos periodistas encargados de las páginas de los diarios
tienen sus 900 y allí hay un conflicto ético muy serio), casi ninguno es capaz
de ofrecer un solo dato por carrera, demostración de la poca confianza que
tienen en sus análisis.
Mucho menos son capaces
de reconocer cuando fallan. Del mismo modo en que montan una irrespetuosa
algarabía cuando aciertan, deberían ser honestos y decir: caramba, en esta
dimos a tal caballo y llegó tragando polvo. La publicidad engañosa es un
delito. A veces incluso llegan al delirio de inventar que dieron a tal caballo.
En rigor, toda la
extensiva crisis del hipismo es un verdad una crisis ética. Hay jinetes que se
tiran de caballos pero hay preparados que les dicen a los jockeys que no corra
para ganar. Y así va la cadena de conflictos.
En eso los fanáticos y
apostadores hemos sido impasibles hasta lo inentendible. Deberían surgir
pequeños grupos que, por ejemplo, manden una carta a las autoridades de La
Rinconada pidiendo que los pronosticadores sean certificados por el INH. ¡Hay
cada pirata engañando gente! Si existiera un ranking, los apostadores supieran
a qué atenerse cuando deciden gasta su plata en asesoría.
Por cierto, ¿no
deberían colaborar las líneas 900 con el fondo social que reclaman los jinetes,
aunque sea con una suma simbólica? Habría sido un detallazo si ocurría de modo
espontáneo.
En fin, saludos a los
amiguetes del Twitter que nos sigue por @LosCompinches
¡Nos vemos en carrera!